skip to main |
skip to sidebar
Había una vez una chiquilla pecosilla, con boquita de muñeca, a la que en época de primavera, por ahí por fiestas patrias en algún lugar del mundo, comiendo una empanada de dudosa procedencia, el cuesco de una aceituna ((dudo que así lo sea)), curiosamente se asentó en su vientre, poco a poco fue creciendo, germinando la semillita, transformándose en florecita, delicadita, mononita, rechonchita, la llamaron Amandita a esta linda guagüita…las amo mucho...
Un instante toma no te pido masUn momento y eres mio como yo te quiero llevarCancelo la realidad de lo que era tu sonrisa el momento en donde queda impresa como yo deseoCongelo lo que eres lo que puedes o seras avecessaco buena tonalidad con la mano que me has dadoLa forma de tu cara perfecta estuvo ese dia finalmente cae la cascara te veo como ereshare juego de color para arrelgar tu piel cansada para siempre como nueva como quiera te puedo mostrarSolo una forma de saber si cada minuto vale igualHuella para la eternidad todo se borra menos tu expresion claro se trata de el exteriorpero siempre encuentro algo en tus ojos hare juego de color para arreglar tu piel cansadapara siempre como nueva como quieras te puedo mostrarDame un momento...no te muevas...dos segundosSolo una forma de saber si cada minuto vale igual describo el silencio para saber si es igualUn instante toma no te pido mas...sin palabras también...

“El día en que decida que llegues o el destino te haga parte de mi, indudablemente me harás la persona más feliz, y esperare ansiosa tu llegada, procuraré protegerte de este mundo al cual no pertenezco, evitaré arrastrarte mis pesos, mis dolores, que a tu lado seguro se volverán intangibles, invisibles, y presiento que seremos muy buenas aliadas, presiento que seremos alma, y solo un dulce beso tuyo llenara mi existencia , sabrás que has sido para mi infinitamente deseada, y necesitare a cada momento y todo el resto de mi vida, la caricia tierna de tu amor sincero…”
Esto lo escribí en el año 1999, y es curioso pero todo se dio como lo pensé.
En noviembre del 2004 nació mi pequeña Matilda, ansiosamente la espere los nueve meses, estimulando sus sentidos cada día, aún ella dentro de mi vientre, leíamos, cantábamos, y cada detalle de nuestro pasar se lo fui contando, así fue que cuando nació, nuestra presentación fue emocionante y maravillosa.
Tener un hijo aunque suene cliché te cambia la vida, todo se mira distinto, la prioridades, las ganas de vivir, la forma de amar, todo absolutamente todo cambia, lo hijos no te friegan la vida, te la asfaltan, te iluminan.
La soledad de tanto años arraigada en mi, con la presencia de mi piojito de fue disolviendo,
no he vuelto a sentir esa angustia en mi alma, es loco verse reflejada en un puntito que habla a medias…
Lo único que existe en mi vida para siempre es este sentimiento incondicional que me hace sentir , es amarla, cuidarla, enternecerme con sus locuras, ser su mamá. (foto piojito y yo)
Mis estados emocionales pasan por la comida también, y estoy sobrellevando (ósea tratando de sobrellevar) por estos días un trance emocional intenso que lo único que hace más allá del dolor ,tenerme a ratos disgregada y otras medio loca, es hacerme comer….no puedo evitarlo. Recuerdo que antes cuando era más chica era al revés, no comía, mi corazón no resistía la frivolidad de comer con pena…
Pero ahora mi corazón se ha puesto más práctico talvez, o bien la pena necesita alimentarse ja!, creo que debo superar esto o sino terminaré como una gran pelotita, y me pondré masgo….((o mejor tomo chocolate.))