martes, diciembre 12, 2006

La piedra en el zapato...

Solo sé que en el momento de enterarme, se me apretó el estomago,
y lo único que se me vino a la cabeza fue la historia familiar, y
si bien me enseñaron a no disfrutar de la desgracia ajena,
fue inevitable, que se me saliera un sonrisa de felicidad,
ya no existe más la astilla que remueve las heridas, y aunque
falto un perdón, es cierto, ya no tendremos que verle la cara,
ni enterarnos de como le va en la vida, ni respirar el mismo aire,
no creo en las casualidades, pero no por nada se murio el día
de lo derechos humanos.